domingo, 11 de abril de 2010

La Llanta, la Llanta, la p... de la Llanta

Cuando el día de ayer me vestí inmaculadamente de blanco y me dirigí a ver al traumatólogo, que me consulta por el tema de la rodilla (para mayor referencia léase If you go to San Francisco), jamás me imaginé el día que me esperaba.

La ida con el galeno no la comentaré. Me dijo lo que siempre me dicen los doctores cuando voy a verlos: Que me tengo que operar.
¿Cómo quieren que uno vaya a ver a un doctor, si cada vez que voy, me quieren abrir como cabrito?

De ahí fui a ver a mi cabecita blanca en su nueva oficina. Por que la señora estaba “inge e inge” que tenía que irla a conocer.
Cualquiera que viera a mi mamá en su nueva oficina, pensaría que se trata de una nueva Hitler que se dispone a poner al mundo en vilo con una nueva invasión y guerra.

La oficina cuando entras tiene una pared enorme con un mapamundi igual de grande. Imagino que lo usará para trazar todas las estrategias militares necesarias para dominar al mundo. En su oficina te recibe con un enorme escritorio, con una silla altota, que hace que mi mamá se vea majestuosa como una estatua de Bernini.

Lo malo fue cuando venía de regreso para mi casita, a donde mi Emperatriz, había dado instrucciones precisas de que debía pasar por algo de comer y luego llegar.
Venía manejando y de repente ¡ZAZ! que se me poncha una llanta.

Puse en marcha mi pensamiento lógico-práctico y rápidamente trace la siguiente estrategia: Cambiar la llanta, ir a la vulcanizadota más cercana, arreglarla, volverla a poner y continuar con mi día. Que lejos estaba yo de llevar a cabo semejante plan.

Le hablo a mi consorte a su teléfono: Se me ponchó una llanta. No la cambies. ¿Por qué? Porque eres un inútil con las herramientas. ¿Que te pasa mujer? Soy más diestro que cualquier mecánico de taller. No… bueno… es que no quiero que te hinques. ¡Ah no pasa nada! Es que andas malito de tu rodillita mi amor, no quiero que te lastimes más.

¡Mentira podrida de la Generala! No me dejó hacerlo porque ella piensa (desconozco el porqué) que me es imposible, algo tan avanzado como cambiar una llanta. Sin embargo, obediente y dócil como soy, la dejé que se encargara del asunto.
Se fue a una vulcanizadota y a los diez minutos llegó con un señor todo sucio, deduje que por ejercer el difícil oficio de los mecánicos y rápidamente se puso a inflar la llanta, porque mi emperatriz decidió, que eso era lo único que hacía falta.

Ella tan tranquila cumplió su parte y se largó a comprar la comida anteriormente comisionada a este que escribe, para evitar que le sobreviniera ese mal humor, que invade a la dueña de mis quincenas cuando tiene hambre.

Apenas fui abandonado por mi esposa, cuando el masiosare que inflaba la llanta, se puso a quitarla rápidamente para poner la de refacción, esto después de ver que definitivamente, no iba a inflar. Montó la de refacción, cargué la llanta ponchada y mi outfit blanco empezó a verse de otro color, como más tirándole al negro.
Ya con la llanta de refacción nos dirigimos al taller para cambiarla.

En el camino le digo: Oiga señor… ¿creé usted que arreglen mi llanta rápido? ¡Híjole señor!... pues la verdad no se. ¿Cómo que no sabe? Pues es que yo solo me dedico a la recolección. ¿A la recolección de que buen hombre? ¿De llantas ponchadas? No… de basura. ¿De basura? Si… aquí en el municipio. ¿Y como caragios (le dije en italiano para que no sonara muy fuerte) llegó usted aquí? Es que a nuestro camión se le ponchó una llanta y nos la estaban arreglando en el taller, cuando llegó su esposa y dijo que necesitaba que alguien le fuera a echar aire a su llanta. Como el mecánico estaba muy ocupado, pues yo me ofrecí.
Y dicen que ya no hay gente buena en el mundo. El pobre basurero, tuvo que extender su rol, primero de recolector de basura a inflador de llantas y luego a cambiador de la misma.

En la vulcanizadora me dijeron: ¡Uy… esa llanta ya no tiene arreglo amigo! ¿Cómo que no tiene arreglo? Es que cuando se ponchan de la cara, ya no se pueden arreglar.
Me acordé de Irma Serrano y no pude más que darle la razón.
Como quiera fui a otra vulcanizadora donde me dijeron lo mismo.
Tendré que comprar otra llanta pensé. Pero la odisea apenas había comenzado.

Llegué a la casa en injerto de pantera y rápidamente convoqué a todo mi estado mayor para comenzar la titánica labor de buscar la llanta nueva.
Creo que entre la Generala y yo hicimos alrededor de treinta y siete llamadas (a Joey le dimos un teléfono también, pero mejor prefirió lamerse sus partes).

El resultado fue, que es que era más fácil tomarle una fotografía al monstruo de Loch Ness, a plena luz de día y perfectamente concluyente, que encontrar la maldita llanta.
Lo cual me puso de un humor peor contra las grandes corporaciones automotrices, por ser tan imbéciles, como para hacerle un solo tipo de llanta a cada modelo.
¿No sería más práctico para todos que hicieran solo unos cuantos modelos de llantas para todos sus vehículos, en lugar de jodernos la vida a los pobres consumidores?
¡Claro que no! No tendrían las pingües ganancias que tienen. Así que desde este humilde foro les mando una sonora mentada de madre.

Después de una ardua búsqueda por nosecuantos lugares, dimos con uno que tenía por lo menos la llanta de la medida, así que rápidamente la compré.
Así terminó la tragedia de la llanta y de no haber sido por que de ahí, nos fuimos a una agradable velada con la familia del Gordo Reformado, Lalo el Pecas y la Mandarina, me hubiese ido a dormir enojado.

Sin embargo pasamos un excelente rato con esta familia, que sabe como alegrar los corazones de propios y extraños, a pesar de las malditas corporaciones automotrices que algún día arderán en el infierno.

4 comentarios:

  1. Hola Mcrow!! Un día para olvidar amigo. menos mal que lo salvò la reunión con los amigos. Qué poca fe te tienen como mecánico!!Jajaja
    Besosss

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  2. Me puso de buenas tu post, me hiciste reir y mas cuando dices que te acordaste de Irma Serrano.

    Oye, no pienses mal de tu esposa lo que pasa es que no quería que te lastimaras más y además manchar ese impecable traje de palomo que llevabas.


    Saludos.

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  3. Los fabricantes de neumáticos (palabra correcta e inconfundible) en lugar de llantas son capaces de tooodo con tal de vender, pueden hacer neumáticos ( insisto) cuadrados o sin orificio (hoyo) con tal de sacar lana y cualquier inexperto cae.

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  4. Hola, Mcrow, la verdad es que tuviste una gran aventura ( espero que sin "llantera") y que gracias al cual terminó en final feliz con yantar
    Un abrazo
    Rampy

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