sábado, 30 de octubre de 2010

El Cantar de Cancún I

Sobre como la Generala y su lanchero, llegaron a Cancún en sus vacaciones.

Aquí te enterarás querido lector, sobre nuestro ansiado periplo a la península de Yucatán y más específicamente a esa turística ciudad, mundialmente conocida como Cancún.

Nos levantamos a la inoportuna hora de las cinco cuarenta y cinco de la mañana. Mi esposita, como buena mujer mexicana, lo primero que hizo fue ponerse a limpiar la casa. Mujer… ¿Para qué te pones a limpiar a esta hora? – La confronté. Pues porque la casa va a estar sola varios días y no quiero que se acumule el polvo. Además, como viene tu cuñada a hacer de nana para Joey, quiero que por lo menos esté presentable. Bañarte es lo que deberías de hacer, en lugar de estar limpiando la casa.- le dije. Como normalmente ocurre, no hizo caso. Rápidamente terminó y se baño ella, me bañe yo y estábamos listos en punto de las siete de la mañana para marchar hacia el sureste de México.
No contábamos con la irresponsabilidad y valemadrismo, de la compañía Contaxi; quien esta vez no hizo honor a su nombre y más bien nos dejó “Sintaxi”. ¡Ojalá que ardan por siempre en las llamas del infierno!
Así tan tranquilos, nunca llegaron. ¡Oh pérfidos bellacos! ¡Malditos falaces fútiles! (si alguien sabe que quiere decir esto luego me dice). Corrí y corrí, crucé el umbral de la puerta de nuestro bienamado hogar. Después crucé la calle y luego mi parque, hasta que llegué a la avenida, que esa ya no la crucé. Paré el primer taxi que pasó y regresamos galopando a la casa a por mi doncella en peligro y las maletas. Una vez todos juntos en el taxi, sentéme yo a un lado del anciano auriga y ordené a toda voz: ¡Al Aeropuerto Internacional Mariano Escobedo, a toda velocidad!
Así empezó la acalorada corretinga por las calles de nuestra ciudad. El señor del taxi, bajo la promesa de una generosa propina, se tomó muy en serio la misión de depositarnos en el aeropuerto en sólo quince minutos. Todo iba muy bien hasta que nos paró un policía federal.
Se bajó el taxista y me bajé yo. El policía lo saludó a él y a mí me dijo: Métase al carro por favor, ahorita se va. Iba yo a explicarle al señor que todo era mi culpa, cuando me apuntó con un dedo y reiteró: ¡Que se meta al carro! Me di cuenta que su compañero iba fuertemente armado y obedecí. Tampoco es cosa de andarse poniendo con Sansón a las patadas. Mientras mi atormentada esposa, defensora de los desvalidos me recriminaba que todo esto era mi culpa y que si al pobre señor lo multaban yo iba a tener que pagar. No pasó eso y nos dejaron ir; por supuesto hubo que darle al chofer, su buena propinota por el disgusto.

Por fin volábamos gustosos sobre el Golfo de México en nuestro avión (o más bien de Magnicharter), que dos horas después nos depósito suavemente en el aeropuerto Internacional de Cancún. Cuando llegamos y aún estando en el avión, el eficiente personal de Magnicharter nos dijo: Cuando bajemos, se van derechito por su maleta, de ahí les decimos a donde está su transporte y se van. NO… repito… NO se vayan a parar con la gente del servicio de información del aeropuerto. Nosotros estábamos en la baba platicando y escuchamos esto de pasadita. Cuando ya bajamos y caminábamos a un lado del módulo de información, nos toma una muchacha del brazo, Pasen por acá por favor, ¿Por donde? Por acá. A muchas gracias. Nos lleva con otra de una potente sonrisa: ¡Hola! Hola contesto yo. La primera dama (o sea mi esposa) enmudece. ¿De donde vienen? De Monterrey. Ah… yo soy de Monterrey. Mira tu que coincidencia -le digo. Y pa’ luego es tarde, saca un mapita y nos empieza a echar toda su perorata en la que nos ofrecía todas las bondades de Cancún a precios de locura.
Aquella y yo nos volteamos a ver, le dimos las gracias y ante una fingida sonrisa de la chica nos largamos de ahí recriminándonos mutuamente.
¿De que te sirve haber viajado por el mundo si venimos a caer en las garras de la primera masiosare que topamos en Cancún? De sobra está decir, que fuimos los únicos que caímos y que el resto del contingente regiomontano, si hizo caso a las instrucciones y ya estaban muy paraditos esperando su equipaje en la banda.

Nos treparon a un camioncito como de escuela que nos fue dejando en nuestros respectivos hoteles. Ahí empezaron todas las instrucciones.
Durante la media hora de camino del aeropuerto, al hotel; otra masiosare, pero esta con micrófono, nos echó toda una letanía de lo que tenemos que hacer y como lo tenemos que hacer. La transportación, el hotel, las atracciones, las reservaciones, no masticar con la boca llena, ponerse chanclas al salir de la alberca, tengan cuidado en el mar y otras cosas igualmente sin importancia.

La única de las atracciones que me llamó la atención, fue la de un barco pirata donde secuestran a tu esposa. Yo levanté la mano rápidamente para ver donde había que anotarse, ante la inquisitiva mirada de General de Brigadier que me echó la del mismo rango. ¡Oh decepción! Resultó que esto es sólo un montaje y en realidad uno tenía que hacer todo el numerito con los piratas e ir a rescatarla, para que te la devolvieran como en una hora. ¡Así que chiste!
Pregunté cual era la tarifa para que no te la devolvieran y se quedara a vivir con Barbaneja, pero no me la quisieron dar.

Esta historia habrá de continuar y si me acompañas, te platicaré las maldades (para no decir bondades) de los hoteles “todo incluido”.

3 comentarios:

  1. Jajajajaja, esta historia si me gusta matarile rile ron.

    Oye que gacho, ¿cómo que quieres dejar lejos de ti a la Generala?, jajaja eres malo.

    Esperaré con ansia la siguiente entrega, esto se pone bueno.

    Échenle ganas pa´ que encarguen al Mcrowcito o a la Genaralita.

    :)

    Saludines.

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  2. Hola, Mcrow,creo que a ti te pasa como a mí, tienes un poder especial para que se te peguen todo este tipo de adversidades, y lo bueno es que puedes contarlas de forma divertida en un post o varios.
    Espero ansioso tu próxima entrega.
    Un abrazo y feliz fin de semana.
    Rampy

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  3. Me he reído tanto de cómo relatas todo no lo que te ocurre sino tu forma de relatarlo...Cancun es hermoso disfruta con tu generala!...besos

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