viernes, 19 de noviembre de 2010

El Cantar de Cancún IV

Sobre como me sumergí en las aguas del Mar Caribe.

En nuestro capítulo anterior, nuestro héroe, o sea yo. Se disponía a sumergirse en las profundidades del Mar Caribe. He sido víctima del vituperio de la concurrencia por dejarlos en suspenso, así que ahí les va la segunda parte y ya por favor levántenme el castigo.

Nosotros los buzos, somos seres indomables y prácticos. Hacemos pipí directamente en el mar y limpiamos nuestro visor con saliva, o eso fue lo primero que aprendí en nuestro viaje marítimo hacia las coordenadas 33° norte 25° sur. Desde luego estoy bromeando, no tengo idea de la ubicación a la que fuimos; sólo se que era mar adentro, a donde sólo los más valientes llegan.
Ya estábamos todos los buzos con nuestros trajes espandex, perfectamente ajustados a nuestros cuerpos y tal vez algunos preguntarán ¿como me metí en ese traje? Con mucho trabajo -responderé. De pronto empecé a sentir la necesidad de ponerme el tanque de oxígeno. ¿Se han puesto alguna vez un trajecito de estos? Debo decir que oprimía toda mi humanidad y el aire comenzaba a escasear. No importa -me dije. La patria es primero.
Es que la verdad, dentro del grupo de siete buzos, sólo habíamos dos aztecas. Es menester recordar, que el resto del equipo estaba conformado por tres estadounidenses que traían una cruda espantosa, un ruso, una francesa, Jaime “el Buzo” y su servilleta. Los dos últimos, éramos los únicos mexicanos de este variopinto grupo. La verdad no me iba yo a poner a llorar que se me estaban asfixiando los gumaros, nada más porque tú la traes. ¿Dónde iba yo a dejar el nombre de México? Además, como íbamos a bucear en ese magnífico mar de de nuestro país, pues hasta me sentía el anfitrión.

Nos empezó a grabar nuestra videografa, mientras el resto de los buzos éramos equipados con el resto de nuestro equipo, que constaba de un imprescindible tanque de oxigeno, visor, manómetro, boquilla de oxigeno suplementario, aletas y plomadas. Para todo esto es importante mencionar, el increíble reto de maniobrar en una lancha en movimiento, para colocarse toda esta botarga. Tendrá que imaginarse el lector a cinco masiosares ora yendo pa’lla y ora yendo pa’ca, mientras entrechocan sus tanques de oxigeno junto con toda su humanidad, adecuadamente forrada en espandex y caminando como gato espinado por las incómodas aletas.
Cuando ya estuvimos listos y el capitán hubo detenido al “Hechicero” en el punto acordado para nuestra riesgosísima inmersión; tiraron la cuerda al agua y uno a uno fuimos brincando del borde de la embarcación. Yo fui el penúltimo, porque quería asegurarme de que todos estuvieran abajo. El último fue el ruso que para ese momento ya tenía toda mi confianza. Les juro a todos los aquí presentes, que intenté dar un brinco decente. No muy cortito para no embarrarme en el “Hechicero”, ni tan largo como para acabar en Cuba. Pero todo ese equipo con el que iba disfrazado la verdad es que solo me dejó dar un pasito ínfimo que a punto estuve de embarrarme en la popa.

Una vez en el agua, el equipo dejó de ser un problema y poco a poco comencé a sumergirme en las temibles profundidades, cuidando todos los puntos que Jaime “El Buzo” me había en enseñado horas antes.
Me sumergía un poco, despresurizaba mis oídos y revisaba mi visor. Me sumergía otro poco, despresurizaba mis oídos de nuevo y revisaba mi visor. Pocos minutos después estábamos todos en el fondo del mar a diez metros de profundidad y nuestro guía nos dio la señal de soltar la cuerda y seguirlo.

Al principio debo decir que me costó trabajo mantenerme en el fondo. Contra todo lo que yo pensaba, lo más complicado de este deporte es mantenerse en el fondo. Comencé a desesperar un poco porque nada más veía a mis compañeros hasta abajo y ahí iba yo para arriba de nuevo. Tenía que ingeniármelas para bajar y mis oídos reclamaban su parte. Uno de ellos incluso pensé que tronaría hasta que logré en una hábil maniobra despresurizarlo y salió tanto aire de ahí que unos pescaditos se asustaron y se fueron nadando. A partir de eso todo fue miel sobre hojuelas y debo informar que me mantuve al paso de nuestro guía, mientras el resto de mis compañeros luchaban contra su flotabilidad y salían cada cierto tiempo como delfines a tomar agua.
Yo no. Yo pertenezco a las aguas y no saldría hasta que se acabara el maldito tanque. Desde luego nuestra experimentada videografa se dio cuenta de que yo tenía habilidades muy superiores y no paró de grabarme con su cámara sumergible. Yo creo que se quedó enamorada de mí.

Es muy difícil narrar todas las cosas que vi y todo lo que experimenté. Lo primero que vino a mi mente fue 20,000 leguas de viaje submarino de Julio Verne. Recordé durante mi travesía al Capitán Nemo y a toda la tripulación del “Nautilus”. Mientras nadaba apaciblemente y tocaba con mis manos la arena del fondo, donde viven pequeños peces y otros animales, tan tranquilos y tan ajenos de nuestra existencia, que la verdad dan envidia de que ellos no se preocupan por pagar una hipoteca, los servicios o ir a una junta.
Ahí vimos bancos inmensos de peces amarillos, vimos estrellas de mar de colores increíbles. Nos paseamos entre los arrecifes de coral, que no hacen más que maravillar con todas sus formas y todos sus colores. Son tan perfectos y tan precisos, que parecen estar acomodados por el mejor paisajista, no hay ninguna falla o imprecisión en ellos. Paseamos entre un pequeño bosquecillo de plantas pequeñas que tenían forma de copas de vino. Me metí debajo de una piedra para saludar a una familia de langostas; papá, mamá e hijo y me cautivó lo que transmiten esos animales solo con sus movimientos y sus ojos. Creo que nunca volveré a comer langosta, para la tristeza de mis amigos de “The Red Lobster”.
A pocos metros me salió de pronto una mantarraya que, sin conocer las medidas oficiales de este horrendo animal, a mi me pareció gigante. Tal vez mucha gente se hubiera asustado, pero yo no. Mi amplia experiencia marítima me dijo que si no le hacía caso no me haría nada.
Vimos también unos gusanos que viven en unos elaborados corales llamados “Árboles de Navidad”. Estos en particular me fascinaron.
También fuimos testigos de una tortuga pastando en el fondo del mar y haciendo todo el recorrido hacia fuera para tomar aire.

Quisiera haberlos llevado a todos a este viaje a las profundidades, donde la última media hora debo decir que me destaqué como el mejor buzo del contingente y por tanto debo informarles que las armas nacionales se han cubierto de gloria.
Ahí terminó nuestro recorrido y así salimos de nuevo a la superficie. Inflamos nuestros chalecos para quedarnos flotando y justo cuando estaba considerando quedarme a vivir ahí en medio de la nada, nos alcanzó el desvencijado “Hechicero” para dejarnos casi en la playa de Cancún, donde hubo que nadar hasta la orilla con todo y nuestro equipo.Así regresé con la dicha de haber conocido un mundo totalmente diferente, pero también con la tristeza de tener que extrañarlo hasta que vuelva a vivir esta experiencia en las aguas del maravilloso Mar Caribe, donde yo, ya he buceado.

7 comentarios:

  1. Maravillosa Experiencia.. Gracias por compartirla.

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  2. Lo fregón de todo esto fue ver tu cara de satisfaccion, eso no tiene precio, realmente eres el sirenito!

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  3. Aí stá, La Generala y El Sirenito vendrán con un hijo en sus entrañas, verás que si y si no me cambio de nombre, cosa usual en mi.


    Saludos, que divertido viaje, la verdad me imagino todo lo que platicas, es padre eso.

    Un abrazo a los tres.

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  4. Que seria de la vida sin tus narraciones ...me hacen reír pero al mismo tiempo me hacen reflexionar ...me quede maravillada en el mundo submarino que relatas fue una grandiosa experiencia que no te cansaras de relatar ...es que el mundo es hermoso ...gracias por abrirnos una ventana al mundo de azul profundo que es el mar ...besos a ti y a la generala se les quiere ¡

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  5. Lo único que te faltó en ese viaje maravilloso fue una bioloca a tu lado para instruirte sobre géneros especies y variedades marinas . te envidio mc yo solo veo lagartijas y arañas y algunas moscas impresionantes. Felicidades¡¡

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  6. Quisiera un video en donde muestre como te pusiste el traje de buzo jijiji :P

    Que padre experiencia y que lo hayas disfrutado tanto. Besos

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  7. Gracias por compartir esto con nosotros! Aunque me gustaría ver fotos! Jeje.

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