sábado, 27 de marzo de 2010

Mandarina Celestial

Para los que disfrutan el humor de este virginal blog… les digo que esta entrada, no estará beneficiada de el.

El día de hoy me siento profundamente triste y conmovido, ya que se nos adelantó en el camino una persona a la que así sin más, se le fue la vida y un poco de la nuestra junto con ella.

Ella es la Mandarina; prima de mi amigo el Gordo Reformado, a quien yo conocí cuando apenas era una hermosa chiquilla de unos cuatro años.
Desde que ella tenía esa edad a mi me encantaba saludarla y hablarle; y a ella le encantaba no dirigirme la palabra, darse media vuelta e irse.

Alguna vez le hablé por teléfono al GR y contestó ella por aquellos años: Bueno. Hola Mandarina. ¿Quién habla? Tu novio – le contesté a la niña y así sin más me colgó-.
Hace unos pocos meses me recordaba esa historia, de la que francamente yo me había olvidado por completo y nos moríamos de la risa, recordando como para ella prácticamente, después de ese episodio, no me pudo volver a ver sin sentirse apenada.

Así dejé de ver a la mandarina, hasta que se convirtió en una señorita, con la que tuve la oportunidad de trabajar, en esa importante compañía que tiene el honor de contarnos a los dos, entre sus empleados más apasionados.
Ese fue mi reencuentro con la Mandarina.

Desde entonces tuvimos la oportunidad de volvernos compañeros, amigos y forjamos una relación de mentor y mentada, aunque desconozco si ese término es apropiado.

Convivimos en numerosos eventos de trabajo y la última vez, precisamente en el cumpleaños de mi amigo el Gordo Reformado. Ahí, la Mandarina tuvo la osadía, de por poco ponerme a trabajar en medio de una fiesta.
Yo por supuesto la mandé a freír espárragos y me alejé de ella a otro lugar donde nadie quisiera ponerme a chambear. Después regresé, ya no me puso a trabajar y seguimos muy contentos la velada en compañía de la Generala y otros.

Hace unos días fue a mi oficina a saludarme. Yo estaba pegado al teléfono cubierto hasta el cuello de trabajo y sólo acerté a darle un beso y decirle lo ocupado que estaba. Ella comprensiva como siempre, asintió y me hizo un gesto así como diciendo: Luego hablamos.

Lo más triste del asunto es que ya no lo haremos, porque esa fue la última vez que la ví con vida. Eso me hace sentir profundamente triste, porque si hubiese sabido que no volvería a hablar con ella, la habría abrazado muy fuerte y le hubiera dicho lo orgulloso que me siento de ella. Pero… ¿Qué iba yo a saber que una jovencita de veintipoquitos años, se iba a dormir para nunca despertar?

Hoy sólo me queda recordarla, llorarla y abrazar muy fuerte a sus padres y hermano; a quienes me gustaría en un acto de magia, quitarles ese dolor que sienten tan profundo y sentirlo en su lugar.

Igualmente al resto de su familia, que también es la mía y que de mis ojos salgan todas las lágrimas que de ellos ya no pueden salir. Hasta que yo solo, vuelva a llenar el río Santa Catarina, que de manera tajante, atraviesa esta ciudad de las Montañas en la que ya no cabe otro gramo de pena.

En el cielo… donde TIENE que estar la Mandarina; espero fervientemente que me vaya separando mesa, a un lado de todas esas personas con las que tengo que sentarme y tener largas y profundas conversaciones, para que ahora sí, no me quede pendiente de abrazarla y decirle lo triste y vacío que me deja su partida, pero lo feliz y dichoso que me siento de haberla conocido.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Maraña

El título de esta humilde aportación a la literatura universal, no puede ser más adecuado.
Una maraña es lo que ha sido esta última semana y media. Y yo… ¡Ay Díos mío ten piedad de este pobre bloguero! Estoy en el centro mismo de esto.

¿Qué por que no escribo? Me pone mi tía la Bíoloca (eso no fue un error de dedo), ¿Qué si me pasmé y por eso no he escrito?

Pues no. La verdad es que no me pasmé ni nada. La única explicación que puedo dar al cada vez más minúsculo auditorio de este virginal (y desatendido) blog, es que no me he dado el tiempo de poder escribir.

Esto de tener dos identidades ha sido un poco desgastante en las últimas semanas y no puedo evitar pensar lo fácil que sería poner los huevos en una canasta (es un decir) y vivir mi vida como un solo. Pero cuando pienso en cosas como Estíbaliz, eso me ubica rápidamente y me recuerda el porqué el esfuerzo de escribir en un más o menos anonimato.

Para empezar mi trabajo, que hace posible todo lo demás, en esa importante compañía que tiene el debatible honor de contarme entre las filas de sus empleados más enjundiosos, me ha demandado harto en los últimos tiempos.
“Así es esto del abarrote” diría la sabiduría popular, aunque yo no me dedique precisamente a eso.

También están los daños colaterales que han abollado mi pensamiento. Como por ejemplo, la salud de la Crayola Hipocondríaca; a la que un día se le traba la reversa y al otro día se le desajustan los frenos.

El más sano de la familia que es mi papá, el cual a pesar de la desenfadada vida que ha llevado, parece que nos va a enterrar a todos o tendrá que morir atropellado, ahora también nos saco un sustito ayer.
Resultó que al muchachón, le sacaron la muela del juicio. Que aquí entre cuates, yo creo que era lo único que tenía mi papá de juicio y resulta que le entraron fuertes consecuencias por ello que hasta al hospital fue a dar.

Mi papá creo que es el peor paciente que puede tener cualquier doctor, y rapidito, con tal de que dejará de fregar, lo regresaron a su casa, después de darle un té de gordolobo y lavarle la carita con jabón neutro.
La buena noticia es que ya está bien y listo para seguir viviendo plácidamente con su gato, con quien lleva una relación amor-odio y un día terminará en fatales circunstancias de pronóstico reservado.

Si a esto le agregamos, los índices de violencia que hoy azotan a este ya de por sí azotado México y en particular, a este ingenuo e inexperto Monterrey, en esos artes de la vida peligrosa; pues la verdad la cosa está de locos.

Antes me relajaba cuando salía del trabajo, pero ahora es cuando más preocupo. ¿Llegaré sano y salvo a mi mansión? ¿Me secuestrará alguna banda de esas con nombres mamilas como “Los Hijos de San Quintín”? ¿Habrá alguna balacera entre masiosares rivales y seré una víctima inocente que sólo va armado con su sentido del humor? La verdad no creo que el sentido del humor haga que las balas reboten como si yo fuera Superman.

Lo bueno de todo esto y lo que me consuela, es que la próxima semana vienen las vacaciones de Semana Santa, que la verdad yo las espero como si fuera octubre y es que la verdad este año, no ha estado tan rebelde como el otro, pero esto de la recuperación económica, nos ha demandado corretear la chuleta más de lo normal.

Si no me creen, dense una vuelta en la blogósfera; se darán cuenta de que la mayoría andamos igual. Si no fuera por mi sobrina del blog “Sopa de Colores”, quien con su síndrome de personalidad múltiple, escribe no solo por ella, sino por otras nosecuantas personas más, creo que los blogs ya hubieran quebrado, si es que eso es posible.

Con razón cosas como el Twitter han cobrado tanto auge. La gente ya no tiene tiempo para escribir más que ciento cuarenta letras.
Otro termómetro importante de lo lenta que está la blogósfera, es el número de comentarios que dejan aquí.

Está bien… sé que esté no es un blog muy comentado, nunca lo ha sido y con el cada vez menor tiempo de este que escribe para leer y comentar, estoy seguro que irán en decremento. Porque todo mundo sabe, que en este submundo de los blogs, la moneda de cambio es comentar en otros y así ellos vienen y comentan aquí y todos nos inflamos el ego mutuamente. Es una comunidad muy cooperativa por cierto.
Aunque la verdad es que si tienes poco tiempo de leer y comentar a otros, pues tu blog se empieza a mosquear.

Por eso, estos últimos días sólo he podido hacerlo en fin de semana y con esas personas a las que además de admirar por sus escritos, les he ganado un aprecio importante y me emociona descubrir sus novedades.

Esta entrada estuvo muy dispersa pero ¿qué esperaban? ¿El título no fue claro?
Es una maraña. Una maraña de pensamientos, una maraña de cosas, una maraña de acciones y el que lo pueda desenmarañar, un buen desenmarañador será.

domingo, 14 de marzo de 2010

La Borrosidad de la Crayola

Por si mis amados y escasos lectores no se habían dado cuenta, estuve ausente de este virginal blog por casi dos semanas.
Me gustaría poder decirles que en esta ocasión, la ausencia fue por un magnífico viaje a San Francisco o a otras tierras igualmente misteriosas y exóticas. Sin embargo, nada más alejado de la realidad.

No entraré en detalles de la razón de mi ausencia. Sirva decir que estas dos semanas, han sido algo complicado y espero algún día poder escribir sobre eso aquí mismo, para que todos lo sepan. Estoy seguro que ese momento llegará pronto.

Aún así, en estas dos semanas han ocurrido cosas que han alegrado mi corazón profundamente.
Una en particular nos ha llevado de la agonía al éxtasis, involucrando a mi hermanita querida, conocida en este bajo mundo de “La Hora de Mcrow” como la exuberante “Crayola Roja”.

Resulta que a mi hermanita de un día para otro se le empezó a fundir el foco y apagársele las luces delanteras. O lo que es lo mismo: Empezó a ver “borrosito”.
Eso desde luego asustó mucho a la referida. Así que más rápida que un rayo, se apersonó con el primer oftalmólogo a la mano, mismo que, en su infinita idiotez, le dijo que el no sabía lo que tenía y que entonces debería consultar un neurólogo.

Este aventurado diagnóstico del “Ojólogo” asustó mucho a mi hermana, a la cual pronto le vino su gastritis, colitis, insomnio, dolor de vientre, cefalea, reuma, mal del zambito, tos (con flema y sin flema), esquizofrenia, vejiga nerviosa, dolor de riñones, de oído, de fosas nasales, dedos y hasta un conato diabético.

No era para menos la preocupación de mi hermana. Porque si bien, la mayoría de los que la conocemos, estamos completamente convencidos de que está loca. Ir a ver a un neurólogo por una cosa tan perturbadora como dejar de enfocar, ya es otra cosa muy diferente.

Allá fue la individua con el neurólogo y rápidamente este galeno de cerebros, le mando todos los estudios habidos y por haber. Entre ellos una resonancia magnética que solo vino a agravar la preocupación de la Crayola y de los que la rodeamos.
Afortunadamente, después de toda esa minuciosa inspección; resultó que mi hermana no tiene nada en el cerebro lo cual yo, como diría mi amigo
Rampy El Genio de la Palabra, CE LEBRO. ¡Ja!

Ahora deberá mi hermana, seguir buscando la causa de su “emborrecimiento” y yo tengo algunas teorías:

La primera es que deberá de empezar a usar sus lentes, cosa que la endiablada muchacha ha dejado de hacer desde hace ya considerable tiempo.

La segunda es que esa peligrosa enfermedad que mi mamá le ha heredado a la Crayola, empieza a hacer estragos en su cuerpo.
Eso que le heredo mí cabecita blanca a mi hermana, se llama SDPC o lo que es lo mismo, para que la población que no tiene ningún título científico y que leen estas humildes líneas entienda, se llama: Síndrome de Preocupación Crónica.

Por lo pronto mi carnala, ya ha puesto manos a la obra y ha comenzado con clases de baile y danzas rítmicas eróticas, que estoy seguro además de ser un beneficio para ella, también serán disfrutadas ampliamente por el Pelón. Quiera Díos.

Antes de dejar este espacio y derivado de mi inopinada ausencia; no tuve la oportunidad de felicitar en este espacio, a mi amigo El Gordo Reformado, por su inevitable cumpleaños número treinta y dos.
Él, como uno de mis mejores amigos de toda la vida, se merece más que una felicitación en uno de los blogs menos leídos y comentados de la supercarretera de la información.
Más bien, el nos regalo a nosotros, una de las mejores y más agradables veladas de lo que va del 2010. Pero a mi, que nunca me ha gustado quedarme conforme, quiero regalarle a este gran amigo en este año, algo que el nunca pueda olvidar.
Eso que quiero regalarle al GR es una nueva novia.

Mi amigo el Gordo Reformado, como seguro se intuye por su apodo, ya no es para nada gordo. Au contraire, es un tipo delgado y guapo, con una determinada actitud, alto y medio menso; del cual estoy seguro que cualquier gacela (como diría mi ídolo el señor Germán Dehesa), con las características adecuadas, podría sacar mucho provecho y vivir felices para siempre.

Interesadas favor de enviar foto de cuerpo completo a esta redacción.

Contador de Visitantes