domingo, 24 de octubre de 2010

Prólogo Vacacional

Un hombre está parado frente a un estante del supermercado. Lo que intenta el muy bien parecido caballero, es comprar un bronceador y un bloqueador solar. Tarea difícil en estos tiempos, en los que el abismado consumismo, nos ofrece muchísimas opciones sobre un mismo producto. ¿Qué fue de aquellos años en los que solo existía el Coppertone del diez y el aceite de coco que vendían en la playa, con el que uno quedaba como pollo rostizado después de media hora en el sol? – Piensa nuestro amigo.
El mencionado caballero queda pasmado ante la idea de que los bronceadores prácticamente ya no existen y ahora han quedado completamente sustituidos por los bloqueadores solares. No tiene sentido ir a la playa si uno no se quema un poquito – Piensa otra vez él. Nuestro amigo, famoso por el bonito color “tostao” que agarra cada vez que visita la playa, se rehúsa a la idea de que los bronceadores estén extintos.
Hasta abajo del estante, muy lejos y apartados de sus primos incómodos, se encuentran tres ínfimas botellitas de “Hawaian Tropic” que si son lo que busca nuestro hombre.
Las toma y lee con cuidado las especificaciones. Una de ellas está defectuosa y escurre un poco de su contenido en la palma de su mano. De inmediato el fuerte y agradable aroma del coco, le trae muy reconfortantes recuerdos de su paso por la playa. De su paso por todas las playas con cuya arena se ha llenado los pies. Aunque decide dejar esa botellita por la paz, debido a que está defectuosa, lleva otra igual en su carrito del supermercado.
Para los bloqueadores no hay problema; puesto que el mundo ha decidido ahora mudarse del dorado tostado que te dan los bronceadores, a conservar el pálido color de la oficina, que es más feo que una axila de una lagartija, que te dan los bloqueadores. No tiene problema en encontrar uno y llevarlo.

Este atribulado caballero es el de la pluma (o el de la laptop sería más apropiado decir) y así comienza nuestro viaje hacia la península de Yucatán, donde, la Generala y vuestro querido Capitán, pasaremos seis días en las playas de Cancún.

Pero antes de abordarnos en la aventura de lo desconocido y explorar las exóticas y místicas aguas del Caribe Mexicano; hay una labor más ardua que cumplir: Comprarle un acondicionador a mi consorte.

Tomo el teléfono y le marco. Hay como setecientos diferentes ¿de cual te llevo? Del que sea. ¿Del que sea? No me siento cómodo con esa decisión; estoy seguro que el que compre será el que no debía. Tráeme de la marca “X” (tampoco se trata de hacer publicad gratis a los shampoos en este virginal blog). Muy bien, de ese hay para Liso definido, Rizo Sensual, Quebrado parejo, Brillo espectacular y Opaco misterioso. Para cabello grasoso, para cabello seco, para cabello rebelde, para cabello escaso y para cabello pintado. Pintado de rubio, pintado obscuro, pintado pelirrojo, pintado de cenizo y jaspeado. Hay también para reavivar el frizz (desde luego yo ignoro que carajos es el frizz) y para matar al fritz también. Busca uno para Rizos definidos. Es del único que no hay. Tráeme el que sea y ya me voy por que me estoy bañando. ¡Me lleva!...
Reporto que el que compré, fue del total agrado de mi esposa y todo bien.

Ya empacamos los trajes de baño. Mi compañera se niega a usar bikini (Mujeres), yo le digo que se ve muy bien pero ella no me hace caso. Ya llevamos las chanclas y los extintos bronceadores. Ya tenemos nuestros boletos de avión y lo necesario para el hotel. La cámara ya tiene la pila llena y el Joey ya tiene nana, que será ni más ni menos que mi querida cuñada “La Coronela”. Estoy listo para pasar unas tranquilas vacaciones, donde no pienso hacer nada que no sea, meterme a la alberca, nadar en el mar, tomarme unos buenos mojitos, leer mucho, escribir mucho, apagar el celular, clausurar la televisión, comer bien, volverme a meter a la alberca (dos horas después por lo menos), asolearme, comprar alguna chuchería, visitar alguna zona arqueológica maya de esas que abundan por allá, tal vez algún recorrido turístico y volver a empezar.
¿Me acompañan? No los puedo llevar a todos, pero prometo llevarlos a través de mis pensamientos materializados en palabras para este mosqueado blog.
Nos vamos a divertir; agarren su toalla y bronceador y vengan con la Generala y conmigo a este hermoso recorrido repleto de cavilación y autocontemplación.
No nos tardamos.

5 comentarios:

  1. me gustó mucho esta diferente forma de escribir. Y te apoyo el intentar elegir un shampoo es una tarea que lleva el mismo tiempo que hacer todo el super en quincena, pero el frizz siempre debe matarse nunca avivarse jajaja besos

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  2. ¿Puedo ir entonces?, busco mi maleta y empaco en menos que canta un gallo.

    ¿Ya se fueron?.


    :(

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  3. Excelente que se fueron de vacaciones, espero que hayas tenido la oportunidad de demostrarle a la Generala que los bikinis se ven muy bien, ya sea con la parte de arriba puesta o incluso sin llevarla puesta, de seguro encontraron especímenes donde comprobar tu teoría de que son muy buena opción.
    Saludos.

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  4. El mundo ha entendido que todos los extremos son dañinos por eso los bloqueadores puedes tomar leve un color pero que no dañe tu piel ...pero como siempre me he reído a carcajadas de tus hazañas buscando bronceadores y acondicionador jajajaja ...disfruten mucho de las hermosas playas de Cancún se les quiere mis amigos ¡

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  5. Sorry no puedo acompañarlos ando bien ocupada preparando pay de calabaza, al menos mándenme una postal o traigan un poco de arenita blanca para verla al microscopio.
    De antemano gracias

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