domingo, 26 de julio de 2009

De Bautizos y otros Demonios

Una de las ceremonias más importantes para cualquier sociedad que se precie de ser católica es el bautizo. Sin ánimo de entrar en las razones religiosas que llevan a tener que sumergir a un niño en las pocas sanitarias profundidades de la pila bautismal; digo esto por aquello de que todo mundo le mete el dedo; lo importante como siempre para nosotros los mexicanos es la pachanga.
¡SI LA PACHANGA SI! y el que me diga que no que lo importante no es eso; sino el hecho de que al mocoso le quiten el pecado original, como quien dice que le corten los cuernos y la cola, que entre de lleno y orgulloso a las legiones de la religión católica esta mintiendo. A nosotros los mexicanos lo que nos interesa es el bolo, la comida, la reunión, la tertulia, quien lleva la música y desde luego el infaltable chupe.
Sí el niño se queda jetón en pleno remojo, sí el ropón no va de acuerdo a los cánones establecidos por el clero y sí el niño por fin ve lavado el pecado original que el ni culpa tuvo y por lo tanto duerme como se dice: Como bebe. Eso nos vale tres flautas.

Hablando del pecado original que fue en el que como sabemos Eva instó a Adán a comer del árbol del fruto prohibido, sí ese es el pecado original ¿entonces los demás que son? ¿Pecados piratas? O para que no suene tan feo… pecados similares.

Nunca he entendido la razón de que un pobre bebe que solo se preocupa por comer, dormir y babear tenga que lavar “su pecado original” por algo que el ni siquiera hizo. Pensándolo bien a lo mejor por eso se llama original. ¡Porque es nuevo de paquete!

El sábado pasado mi esposita y yo tuvimos no uno sino dos bautizos. Es increíble como los fines de semana pasan y pasan inexorablemente sin nada importante que hacer y de improviso ¡tómala! Dos bautizos en un solo día.
Bueno que se le va a hacer. Así fue como mis dos amigos los Lalos, decidieron cumplir el sagrado sacramento de que sus respectivos hijos tuvieran su primera clase de natación en la mencionada pila.

Afortunadamente la pareja presidencial conformada por Elena y su servidor no tuvimos oportunidad de acudir a las ceremonias y nakos como somos solo nos apersonamos en los respectivos festejos en horario escalonado.

El primero de mi amigo Lalo de la pubertad en el cual los felices padres se organizaron un buen reventón en una quinta cercana a Monterrey la ciudad de los hornos vivientes, con alberca incluida. Ahí llegamos mi consorte y yo con el código de vestimenta un tanto volteado. Aquella guapísima con su vestido de coctail floreado que era la viva imagen de Carla Bruni y yo un poco más informal; pero no tanto como nuestros buenos cuadernos que nos recibieron encuerados en la alberca (es un decir).
Imagínense la mentada de madre que proferimos por habérsenos olvidado el traje de baño del que claramente hacía mención la formal invitación que el buen Lalo nos mandó por correo electrónico.

Pues ni modo que la primera dama se metiera en la alberca con su hermoso vestido de coctail. Que iba a decir la gente. De mi mejor ni hablamos; mi única alternativa hubiera sido meterme en traje de Adán a la alberca. Ese sí que hubiera sido pecado aunque no estoy seguro si original.
No solo iba yo a requerir un segundo bautizo sino todos los demás espectadores porque la impresión de ver una virilidad así no se quita con agua común y corriente.

Por lo que nos tuvimos que conformar con bebidas refrescantes y discada, que es un plato típico oriundo del norte y de talla internacional que poco a poco ha ido encontrando su lugar en el mundo culinario.
Mi mejor amigo (y hermano del papá) el Güero de Oro se paseaba como pavo real por toda la quinta para que todos supieran quien era el padrino de la recién exorcizada criatura. Nosotros lo seguíamos expectantes listos para cuando el “Godfather” se dignara empezar a tirar los tostones del bolo, pero resulta que el Güerito solo nos dejó así y por más que se rascó las nalgas ni una de a cinco pesos le pudimos sacar.
Solo nos regalo un llaverito de recuerdo que decían que el era el padrino y ya sáquense a bañar.

Compartí con los amigos más antiguos y queridos que tengo y la pasamos muy bien hasta que empezó a pardear. Así nos retiramos y nos dejamos caer al siguiente bautizo de la hija de mi otro amigo también otro Lalo. ¿Porque les entraría a los Lalos esa urgencia de remojar a sus hijos?

Después de un par de horas con otros también grandes amigos míos desde la etapa del acne y la comezón en “nuestras partes” nos retiramos a nuestra mansión a dormir tranquilos por que ese día dos niños habían lavado los pecados de Adán y Eva en los que ellos ni vela en el entierro tuvieron.

Yo terminé sintiéndome como pila de agua bendita.


Amén
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1 comentario:

  1. Hola, Mcrow, siempre hay que leer atentamente la letra pequeña, sobre todo las de las invitaciones.
    Un rampyabrazo.

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